Crónica Extremusika 2018

Por Robbie Ramone
03/05/2018
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Afrontamos el último día del festival y esta vez el clima está a nuestro favor, por fin. La carpa que fue instalada en frente de los escenarios en el recinto para refugiar al público de la lluvia, hoy aparece sin la lona que la cubría, algo que agradecimos todos al poder disfrutar de los rayos de sol después de tanto mal tiempo. 

La joven banda, Ramoninos, y digo joven porque ninguno de sus miembros pasa de los quince años, nos hizo disfrutar con sus versiones de Ramones, Ac/Dc o Eskorbuto. Siendo la tercera vez que los veía, las otras fueron en el Mayorga Rockfest y Cáceres Underground Weekend, esta vez se les notaba la evolución estética pero sobre todo musical. Orgulloso de ver que los jóvenes crecen escuchando y disfrutando con la buena música igual que la gran audiencia que les estuvo viendo en el Extremúsika. Siempre divertidos. Por causas personales no pude asistir a los conciertos que después se fueron sucediendo: Última Experiencia, Omnia Transit, Antílopez, Bocanada, Alameda, Hamlet y Wyoming y Los Insolventes… una pena perderme sus directos. Cuando volví al recinto fue para ver a Lendakaris Muertos, liderados por su frontman Aitor Ibarretxe y con su locura tanto dentro como fuera del escenario, pues no paraba de dar el micro a los asistentes para que cantaran sus canciones. Pura actitud punk rockera con letras irónicas y cachondas. No faltaron «ETA, deja alguna discoteca», «Gora España», “Cicatriz en la Matrix“, «Húngara Chungara» o su aclamada «Oso panda». La vuelta de Mártires del Compás a los escenarios era tan esperada por un gran público que ya se algopaba en las primeras filas del escenario contigüo para bailar y rumbear con sus mejores temas. Momento de relax que aprovechamos antes de la tormenta sónica que nos esperaba con los vitorianos Soziedad Alkoholika y un set preparado para hacernos disfrutar como nunca. Buen sonido y temazos como «Piedra contra tijera», «Ratas» e incluso alguno de su último disco como «Alkohol». También es verdad que se dejaron grandes canciones en el tintero pero un gusto siempre verles y escucharles hacer un repaso a su extensa discografía. Turno para el público rapero y es que le tocaba salir al escenario a la Mala Rodríguez acompañada de dos bailarinas, un dj y una pantalla gigante que emitia imágenes a la par que recitaba sus reivindicativos versos. Momento a recordar del concierto cuando hizo subir a la palestra a bastantes chicas para interpretar uno de sus temas. Era hora de uno de los platos fuertes del sábado, Narco, estos sevillanos son algo sobrenatural y es que incluso si no te gustan o no conoces sus temas te hacen saltar y moverte con su adictivo rap metal, incluso sin querer, si a eso añades que tienen un buen puñado de himnos pues mejor que mejor, así se fueron hilando: «Tu dios de madera», «Dios te odia» o “La Hermandad De Los Muertos” con temas de su último álbum como “Suicídate” o “Mi madre es una yonki”. A eso de la una de la madrugada, llegaba el momento cumbre de la noche, The Prodigy, la banda formada en 1990 que llegaba desde Reino Unido para hacer las delicias de todos los asistentes, pues fue el concierto con mayor audiencia del festival y es que el recinto hípico estaba lleno hasta la bandera. Imponentes estructuras y grandes cañones de luz se postraban en el escenario antes de que el DJ Liam Howlett se acercara a la mesa de mezclas y Maxim y Keith Fint saltaran para no dejar de moverse entre ellos. Sonaron temas de toda su discografía en especial de su última referencia como «Resonate» o «Boom Tap» pero sin duda, los temas a los que la gente más les hizo vibrar fueron «Firestarter,, «Breathe» y «Smach my bitch up» de su aclamado «The fat of the land» que data de 1997 y con el que asentaron unas nuevas bases en la electróncia de la época y les encumbró como pioneros del big beat a nivel mundial. Un show lleno de luz y buen sonido y una ocasión irrepetible para ver a una banda de tal importancia en Cáceres. Justamente después de este concierto, unos fuegos artificiales alumbraban el Recinto Hípico, sorprendiendo a la audiencia que aplaudía durante las explosiones. La fiesta no paraba y llegaba Tonino Carotone, que aún sabiendo lo dificil que lo tendría tras los ingleses, hizo que la gente siguiera teniendo ganas de pasarlo bien. Los encargados de cerrar ambos escenarios fueron los extremeños Los Niños de los Ojos Rojos y Bucéfalo. Para los que aún tenían ganas de más, en la carpa electrónica seguirían sucediéndose dj’s hasta altas horas de la madrugada. Yo no podía con mi alma y la cama me esperaba.

Una vez más, gracias a los nuevos promotores por recuperar uno de los festivales más importantes a nivel nacional y por la detallada y perfecta organización en todos los sentidos con la prensa, seguridad, puntualidad, incidencias, etc

El Extremúsika ha vuelto por la puerta grande y lo ha hecho para quedarse. Esperamos  tener pronto noticias de la próxima edición, nos vemos en breve.

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